Cuando pensamos en la boda ideal se nos vienen a la mente esas bodas al aire libre que vemos en las películas. Ámplios jardines, ceremonias a la sombra de los árboles o banquete sentados en una pradera de césped.

Las bodas al aire libre tienen un encanto especial, eso es indudable. Habitualmente todo sale perfecto y tanto la ceremonia como el banquete se celebran en el exterior sin ningún contratiempo. Pero nunca está de más tener previsto un plan B por si algo sale mal. Aunque os caséis en verano, no es raro que una tormenta estropee la decoración de las mesas en las que se va a celebrar el banquete o que haya que salir corriendo en medio de la ceremonia.

Por eso mi recomendación es que si queréis celebrar vuestras bodas al aire libre en una finca, os encarguéis de que en la finca lo tengan todo preparado por si surje algún imprevisto.

Hoy os dejo una de esas bodas al aire libre que hice hace un par de años. En un entorno espectacular en una finca en Ocaña, tanto la ceremonia como el cóctel se celebraron al aire libre en un lugar con mucho encanto. Y éste es el resultado. Que lo disfrutéis.