Elegir restaurantes para bodas nunca fué tan complicado. Hoy en día hay multitud de restaurantes para bodas de todos los estilos y a ellos se han unido las fincas que también celebran bodas, sin ser propiamente un restaurante.

Los novios que os encontráis preparando vuestra boda os encontrais con muchos sitios donde elegir.  ¿El clásico hotel? ¿El restaurante de toda la vida? ¿La nueva finca en las afueras que ha surgido de la restauración de un antiguo palacio?

Son muchos sitios y muchos los factores que influyen a la hora de elegirlos. El principal, como no, el espacio, cómo sea, más bonito, más grande, más pequeño. Y casi más importante la comida. Todos queremos que el día de nuestra boda la comida esté a la altura y los invitados estén plenamente satisfechos, con una comida de calidad. A ello hay que sumar un tercer factor, muy importante, que es el precio. Un cubierto de boda puede variar entre los 120 y los 300 euros, en función de los distintos restaurantes para bodas.

Y por supuesto, todos queremos que ese día sea espectacular e inolvidable. El tiempo pasa, los recuerdos se van diluyendo, pero lo que queda para siempre es el vídeo de boda.

Pero, ¿hay alguna pareja de novios que esté buscando restaurantes para bodas que tenga en cuenta si el vídeo de su boda va a ser mejor en función del restaurante escogido? La respuesta en la mayoría de los casos es NO.

Y es una cosa importante a tener en cuenta. Todos estamos acostumbrados a ver esos vídeos en restaurantes con una iluminación espectacular, en un sitio de ensueño. Cada vez más los videógrafos trabajamos sin esa molesta luz que se solía poner encima de la cámara para iluminarlo todo. Si, se veía, pero de aquella manera. Ahora, gracias a los avances de los sensores, es posible trabajar en entornos muy oscuros sin encender ninguna luz externa. Así conseguimos mantener el ambiente, y sobre todo pasar desapercibidos.

Muchos os fijáis en cómo es el salón, qué distribución tiene, si tiene jardines, un pequeño estanque, en qué lugar váis a bailar… Pero muy pocos os fijáis en la iluminación que tiene el local. Y para nosotros, que trabajamos con la luz, es fundamental.

A veces trabajo en restaurantes para bodas que están tan iluminados que parecen el quirófano de un hospital. Con una luz blanca, plana, y sobre todo muy fea. Otras veces te encuentras con que el salón donde váis a cenar está tan poco iluminado que los invitados comen prácticamente en penumbra. Hay salones que tienen luces muy puntuales, que hacen que al grabar una toma de dos invitados, uno de ellos esté correctamente expuesto y el otro esté completamente oscuro. Por no hablar de esos restaurantes para bodas en los que apagan todas las luces cuando ocurre algo importante, y las encienden de golpe, con el consiguiente cambio de luz. O esos otros restaurantes, que en los momentos clave del banquete encienden un foco circular que deja ciego a todo el mundo.

Lo mismo se podría decir de las salas o discotecas donde se celebra el baile. ¿Habéis pensado alguna vez que el lugar donde se celebre el baile, si no es una discoteca, tiene que parecerlo? Con luces de colores, poca iluminación…

Así es como los videógrafos jugamos con la luz. Nos adaptamos a ella, pero dependiendo del tipo de iluminación, nuestros planos serán mejores y más bonitos, o más planos y apagados.

Así que si estás pensando en casarte, y estás viendo distintos restaurantes para bodas, acuérdate de comprobar qué iluminación tiene. Tus recuerdos más preciados dependen de ello.