Como todos sabéis, la tecnología en los últimos años ha avanzado un montón. Llevamos un aparato en el bolsillo que no sólo sirve para hacer llamadas, si no que en realidad es un ordenador mucho más potente de lo que podíamos imaginar y por supuesto le da cien vueltas a los primeros ordenadores que tuvimos. Y eso también afecta al vídeo de boda.
La evolución de la tecnología hizo que surgiese la fotografía digital primero e hizo después que muchos fabricantes (ahora mismo yo diría que todos) introdujesen la función de grabar vídeo en sus cámaras de fotos. Y esto, que puede parecer una tontería (¿para qué sirven entonces las cámaras de vídeo?) se convirtió en algo fundamental en los vídeos de boda. Y cuando hablo de cámaras de vídeo, quiero decir exactamente eso, cámaras de vídeo, más grandes, más pequeñas, pero tal y como las hemos conocido toda la vida.
Todos, o una gran parte de nosotros comenzamos a usar cámaras de fotos DSLR para realizar un vídeo de boda. Con una serie de ventajas muy grandes, sobre todo en el aspecto de la imagen, pero también con muchos inconvenientes. Y ante todo esto, surje la pregunta: ¿qué pasa con las cámaras de vídeo entonces? ¿han desaparecido?
La respuesta es no. Las cámaras de vídeo siguen vivitas y coleando.
Y cada vez con más prestaciones, mejores sensores y más características técnicas. Pero ¿qué es mejor, una cámara de vídeo o una cámara de fotos que además graba vídeo?
La respuesta es depende. Depende de muchos factores. Depende de lo que queramos grabar y de cómo lo queramos grabar. Y por supuesto depende del típo de cámara de vídeo que sea.
Pues bien, con la llegada de las cámaras DSLR se consiguió ese efecto cine, en el que el primer plano está enfocado, y el fondo desenfocado para hacer un vídeo de boda. Esto tiene una explicación técnica, que es, en primer lugar por el tamaño del sensor. Los sensores de las cámaras de fotos suelen ser bastante más grandes que los sensores que habitualmente tenían las cámaras de vídeo y esto repercute directamente en la profundidad de campo. A mayor sensor, menor profundidad de campo y viceversa. Con una cámara de vídeo, la distancia en la que todo permanece enfocado es mucho mayor, debido fundamentalmente al tamaño del sensor o sensores.
La otra razón técnica que hace que una cámara DSLR tenga menor profundidad de campo es la óptica. Las ópticas de fotografía están diseñadas para que el fotógrafo consiga enfocar en el punto exacto que él quiera. Eso unido a las grandes aperturas de diafragma que habitualmente tienen (mucho mayores que las de las cámaras de vídeo) hacen que la profundidad de campo sea mucho menor.
Con estos dos elementos y una cámara DSLR hemos conseguido ese tan ansiado efecto cine y dicho adiós a la típica imagen de vídeo. Una imagen mucho más atractiva y unos vídeos de boda que ahora si, y tras un árduo trabajo de postproducción, parecen películas. Pero una cámara DSLR no sirve para todo.
Las cámaras de vídeo se siguen utilizando. Algunos compañeros para realizar bodas. Pero fundamentalmente donde se utilizan es donde prima más la inmediatez y el obtener una imagen correcta, antes que la estética. Ya no hablo de televisión, donde evidentemente se utilizan, si no para aquellos trabajos como pueden ser conferencias, obras de teatro, festivales, donde lo que prima es tener todo lo que se quiere tener, y donde vemos la creatividad más restringida, ya que lo que hay es lo que es. Y donde es más importante tener mucha profundidad de campo, un buen autofoco y recoger el evento en si, más que la estética.
La evolución natural de las cámaras de vídeo para bodas se situó hace algún tiempo entre lo que son las DSLR y lo que son las cámaras de cine propiamente dichas, con multitud de prestaciones, pero con un precio desorbitado.
Se trata de cámaras de vídeo con un sensor de 35 mm, que únicamente hacen vídeo, pero que tienen las prestaciones y ventajas de las cámaras DSLR. Un sensor de fotograma completo en la mayoría de los casos, la posibilidad de utilizar ópticas de fotografía o de cine, posibilidad de subir el iso hasta niveles nunca vistos, etc. Con la comodidad, la ergonomía y la forma de trabajar de una cámara de vídeo y todas las ventajas que aportan las DSLR.
Yo personalmente prefiero este tipo de cámaras. Me olvidé hace tiempo de las cámaras de vídeo clásicas para trabajar únicamente con DSLR. Pero es innegable que este tipo de cámaras presentan muchas ventajas para realizar un vídeo de boda.
En otro artículo entraré en profundidad en las cámaras de vídeo con sensor de 35 mm.